El término "igualdad" pareciera que es nuevo en nuestro tiempo, sin embargo, tiene una raíz bíblica muy fuerte. Sobre todo, Jesús hace un especial énfasis en sus enseñanzas en el amor al prójimo y la igualdad entre todos. Particularmente en este día me ha llevado al evangelio de Lucas para analizar este tema.
25 Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?
26 Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?
27 Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.
28 Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás.
29 Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?
30 Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto.
31 Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo.
32 Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo.
33 Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia;
34 y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él.
35 Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese.
36 ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?
37 Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.
Lucas 10:25-37
El intérprete de la ley
Se trata de una figura que aparece inumerables ocasiones en los evangelios y la mayoría de ellos siempre cuestionando las enseñanzas de Jesús. Pero ¿cual era su función? ¿de qué trataba su trabajo? En realidad no se habla sobre la actividad que realizaban estos personajes aunque por el título podemos suponer de qué se trata. Según el diccionario Strong, intérprete de la ley proviene de la raíz "νομικός nomikós"G3544 que significa experto en la ley (mosaica), y a su vez, éste vocablo viene de "νόμος nómos"G3551 que tiene que ver con el hecho de prescribir la ley y discutir sobre ella.
Es decir, eran personajes que conocían a detalle la ley de Moisés y la exponían de tal manera que generaban discusiones sobre ella. Pero más adelante Pedro discrimina éste trabajo al decir que "ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada" (2 Pedro 1:20). En otras palabras, todos tenemos la oportunidad de recibir revelación de la Palabra a través del Espíritu Santo.
El punto es que éste personaje se pretendía superior a Jesús en cuanto al conocimiento de las Escrituras, por lo que sus cuestionamientos eran constantes hacia él; en este pasaje en particular lanza una pregunta directa: ¿Haciendo qué cosas heredaré la vida eterna? y no esperaba la reacción de Jesús quien, en lugar de dar también una respuesta clara y directa, lo conduce a responderse a sí mismo su propia pregunta: ¿Qué está escrito en la ley?. Es decir "tú sabes lo que está escrito y no tendrías por qué preguntarlo".
El intérprete cita a la perfección dos textos de la ley: Deuteronomio 6:5 y Levítico 19:18.
Esto solo dió evidencia de que el intéprete de la ley conocía las escrituras, pero no las entendía ni mucho menos las vivía. No obstante, con toda intención lanza una pregunta más: ¿Y quien es mi prójimo?. Seguramente también lo había leído y lo tenía presente, pero lo cierto es que no era una esneñanza que fuera parte de su vida diaria. Así que Jesús procede a narrar una parábola para explicarlo.
Desmenuzando la parábola
Más que analizar lo que ya conocemos de esta narración, analicemos a los personajes que intervienen en ella y cómo cada uno de ellos da sentido a esta enseñanza.
v. 30. Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó.
Lo mismo podría tratarse de un grande hombre de negocios de aquella época o simplemente de un mendigo o un enfermo expulsado de la ciudad; no hay datos sobre ello. Es simplemente un ser humano que tenía necesidad de tomar ese camino y allí fue atacado por los ladrones.
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Camino de Jerusalén a Jericó. Tomada de © BiblePlaces.com |
Le robaron todo, lo golpearon y lo dejaron herido a tal grado que estaba a punto de morir. Se esperaría que la primer persona en pasar por el lugar le auxiliara, pero no sucede así.
v. 31. Descendió un sacerdote, pero se siguió de largo.
Es el primer momento en el que se da detalle sobre el personaje; aquí no se trata de una persona cualquiera sino de un sacerdote, aquel que tiene la gran responsabilidad de cuidar el santuario y comunicar las decisiones divinas, además de fungir como representante del pueblo delante de Dios y de Dios mismo delante del pueblo. El sacerdote era el encargado de predicar (y practicar) el amor y la misericordia de Dios, pero no solo eso, sino que era su especial responsabilidad ejercerlos en todo momento... pero aquí no lo hizo. Una gran figura, alguien de quien se esperaría mucho en esta situación, pero no ayudó al hombre herido.
v. 32. Un levita lo vió, pero siguió de largo.
Los levitas representaban el tercer grado en la jerarquía eclesiástica compuesta también del sumo sacerdote y los sacerdotes. Eran oficiales encargados del culto, cuidaban el santuario y ayudaban a los sacerdotes a preparar los sacrificios y a recaudar y distribuir las contribuciones del pueblo. Se hicieron cargo del canto y los instrumentos de música. Además, desempeñaban una parte importante en la enseñanza del pueblo.
Si alguno de nosotros está en la situación del hombre herido y ve que se acerca una figura de ésta talla, seguramente nos sentiríamos esperanzados; pero qué grande decepción se llevó el protagonista de este relato, pues simplemente lo miró y siguió de frente.
v. 33. Un samaritano se acercó, le observó y le ayudó.
¿Qué relevancia tiene éste último personaje? El término samaritano señala a los habitantes de Samaria, raza mixta que resultó de la fusión del remanente israelita con los gentiles que los asirios llevaron a la región después de la caída de Israel. Consideremos, en ese sentido, la relación entre judíos y samaritanos llena de hostilidades entre la fe pura de Judá y la diluida de Israel. En el tiempo de Jesús el ser samaritano era motivo de amargo desprecio y los judíos evitaban a toda costa el contacto con ellos.
El incidente narrado en la parábola de Jesús sucedió en el camino entre Jerusalén y Jericó, por lo que habría un alto porcentaje de probabilidades de que el hombre herido fuese un judío. Sin embargo, el hombre samaritano (del que tampoco se da mayor detalle) antes de ser movido a misericordia fue sacudido por la escena, por lo que se acercó a mirar al hombre tirado en el camino y entonces experimentó la misericordia de Dios en su corazón.
¿Acaso se preguntó si sería judío o no? ¿le cuestionó sobre sus principios doctrinales? ¿analizó si recibiría alguna recompensa? ¡No! Simplemente se dió a la tarea de tender su mano para ayudarle con todo lo que ello implicaba: curó sus heridas, le llevó a un lugar seguro y debido a que no podría quedarse a cuidarlo, cubrió los gastos necesarios para que fuera cuidado por alguien más.
Los dos primeros personajes, el sacerdote y el levita, iban llenos de prejuicios doctrinales y religiosos (y me atrevo a asegurar que culturales) y por lo tanto ni siquiera se acercaron a ver cómo estaba ese hombre tirado en el camino. Pero el samaritano -insisto- antes de que Dios actuara en su corazón, tuvo la delicadeza de acercarse a él para ver de qué manera podía ayudar.
No se trata de una simple historia de Jesús, sin duda es una ilustración deja gran enseñanza aún en nuestros días porque como sociedad hemos caído en una tremenda apatía los unos por los otros.
Una vez que guía al intérprete de la ley, cuya posición se hallaba entre los dos primeros personajes del relato, a identificar al prójmo, Jesús le da una indicación vital: "Ve, y haz tú lo mismo".
Tu prójimo es la persona que está cerca de ti; sin importar sus condiciones y tus condiciones: físicas, sociales, económicas, culturales y aún religiosas. Es el ser humano que merece tu respeto, amor y misericordia simplemente por ser. El Señor nos trata como iguales y para él no hay rangos, sólo somos sus hijos (los que le hemos recibido) y como tales debemos tratarnos y comportarnos.
v. 31. Descendió un sacerdote, pero se siguió de largo.
Es el primer momento en el que se da detalle sobre el personaje; aquí no se trata de una persona cualquiera sino de un sacerdote, aquel que tiene la gran responsabilidad de cuidar el santuario y comunicar las decisiones divinas, además de fungir como representante del pueblo delante de Dios y de Dios mismo delante del pueblo. El sacerdote era el encargado de predicar (y practicar) el amor y la misericordia de Dios, pero no solo eso, sino que era su especial responsabilidad ejercerlos en todo momento... pero aquí no lo hizo. Una gran figura, alguien de quien se esperaría mucho en esta situación, pero no ayudó al hombre herido.
v. 32. Un levita lo vió, pero siguió de largo.
Los levitas representaban el tercer grado en la jerarquía eclesiástica compuesta también del sumo sacerdote y los sacerdotes. Eran oficiales encargados del culto, cuidaban el santuario y ayudaban a los sacerdotes a preparar los sacrificios y a recaudar y distribuir las contribuciones del pueblo. Se hicieron cargo del canto y los instrumentos de música. Además, desempeñaban una parte importante en la enseñanza del pueblo.
Si alguno de nosotros está en la situación del hombre herido y ve que se acerca una figura de ésta talla, seguramente nos sentiríamos esperanzados; pero qué grande decepción se llevó el protagonista de este relato, pues simplemente lo miró y siguió de frente.
v. 33. Un samaritano se acercó, le observó y le ayudó.
¿Qué relevancia tiene éste último personaje? El término samaritano señala a los habitantes de Samaria, raza mixta que resultó de la fusión del remanente israelita con los gentiles que los asirios llevaron a la región después de la caída de Israel. Consideremos, en ese sentido, la relación entre judíos y samaritanos llena de hostilidades entre la fe pura de Judá y la diluida de Israel. En el tiempo de Jesús el ser samaritano era motivo de amargo desprecio y los judíos evitaban a toda costa el contacto con ellos.
El incidente narrado en la parábola de Jesús sucedió en el camino entre Jerusalén y Jericó, por lo que habría un alto porcentaje de probabilidades de que el hombre herido fuese un judío. Sin embargo, el hombre samaritano (del que tampoco se da mayor detalle) antes de ser movido a misericordia fue sacudido por la escena, por lo que se acercó a mirar al hombre tirado en el camino y entonces experimentó la misericordia de Dios en su corazón.
¿Acaso se preguntó si sería judío o no? ¿le cuestionó sobre sus principios doctrinales? ¿analizó si recibiría alguna recompensa? ¡No! Simplemente se dió a la tarea de tender su mano para ayudarle con todo lo que ello implicaba: curó sus heridas, le llevó a un lugar seguro y debido a que no podría quedarse a cuidarlo, cubrió los gastos necesarios para que fuera cuidado por alguien más.
Los dos primeros personajes, el sacerdote y el levita, iban llenos de prejuicios doctrinales y religiosos (y me atrevo a asegurar que culturales) y por lo tanto ni siquiera se acercaron a ver cómo estaba ese hombre tirado en el camino. Pero el samaritano -insisto- antes de que Dios actuara en su corazón, tuvo la delicadeza de acercarse a él para ver de qué manera podía ayudar.
No se trata de una simple historia de Jesús, sin duda es una ilustración deja gran enseñanza aún en nuestros días porque como sociedad hemos caído en una tremenda apatía los unos por los otros.
Una vez que guía al intérprete de la ley, cuya posición se hallaba entre los dos primeros personajes del relato, a identificar al prójmo, Jesús le da una indicación vital: "Ve, y haz tú lo mismo".
Conclusión
Dios nos da oportunidad de alcanzar distintos niveles en nuestra vida secular y aún dentro del ministerio, y en ese sentido nos pone en lugares especiales. Dice Salmos 113:7, 8 que nos levanta de lo más vil y nos sienta con los príncipes. Pero esto no es para llenar de soberbia nuestro corazón, sino para glorificarle a Él y ser un medio de bendición para otros.Tu prójimo es la persona que está cerca de ti; sin importar sus condiciones y tus condiciones: físicas, sociales, económicas, culturales y aún religiosas. Es el ser humano que merece tu respeto, amor y misericordia simplemente por ser. El Señor nos trata como iguales y para él no hay rangos, sólo somos sus hijos (los que le hemos recibido) y como tales debemos tratarnos y comportarnos.
Video musical
Esta finalizando el 2017 y es preciso analizar lo que ha sucedido en él. ¿Cómo lo terminas? Si evaluas y te encuentras con que fue un año dificil, dejame decirte que hay esperanza en Cristo.
Pedro estaba esperando el momento en que Herodes llamara por él para matarlo como lo había hecho con Jacobo y agradar así a los Judíos.
¿Cuantas veces te encontraste en un momento en que todo parecía perdido?
Después del asesinato de Jacobo, Pedro fue aprehendido para hacer exactamente lo mismo con él. Pasaría la noche preso, con 16 guardias custodiandole. Particularmente con dos de ellos junto a él mientras dormía y otros dos a la puerta de su celda; humanamente era imposible que escapara pero Dios tenía planeado algo maravilloso para esa noche.
Particularmente el versículo 5 dice que "la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él"
¿Has experimentado el poder de la oración de intercesión? ¿Has orado por alguien? ¿Han orado por ti?
Esta es una hermosa promesa de Cristo. Oremos juntos por algo en particular y el Padre hará cosas grandes y maravillosas al respecto; solo no olvidemos que "...todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis. (Mt. 21:22)".
Esta oración constante que la iglesia hacía por Pedro, tocó el corazón de Dios para hacer un gran milagro esa noche en su vida: envió un ángel para libertarle de su prisión y perservarle la vida librandole de la mano de Herodes que deseaba matarlo.
Los versículos 7 al 10 dan detalles de lo que hizo el ángel con Pedro:
v. 7 - Despertó a Pedro.
David dijo "De madrugada te buscaré (...) para ver tu poder y tu gloria (Salmos 63:1, 2)". Es decir, para ver el poder y la gloria de Dios es preciso tener los ojos bien abiertos. Quien duerme, no es alumbrado por la luz de Cristo.
v. 8 - Hizo que se vistiera y se calzara.
¿Acaso Pedro estaba desnudo? No. Pero era necesario que portara su atuendo completo como cuando fue encarcelado; no utilizaría ninguna artimaña para tratar de distraer o engañar a sus custodios.
Así, durante la prueba y mientras Dios se encarga de todo, debemos vestirnos "...como escogidos de Dios (Colosenses 3:12)".
v. 9 - No se detuvo ante la confusión de Pedro.
Y bien podría haber sido incredulidad, pero Pedro no estaba del todo despierto y por lo tanto no estaba seguro de que lo que veía y hacía fuera real; con todo, no se detuvo a cuestionar ni el ángel a explicar. Dios se mantuvo fiel en su tarea de liberarle.
Esto me recuerda la referencia que hace Pablo sobre Abraham en su carta a los Romanos (4:20); así hemos de confiar en la promesa y fidelidad de Dios. Tal vez no entendamos lo que está sucediendo, pero en ello fortalezcamos nuestra fe dando gloria a Dios.
v. 10 - Le guió a la salida.
Mientras caminaba hacia la salida, el alma de Pedro era confortada porque la justicia de Dios era manifiesta en ese momento.
Finalmente, dice que Pedro pudo entender lo que acababa de suceder: Dios le salvó la vida, solo por su justicia.
1 En aquel mismo tiempo el rey Herodes echó mano a algunos de la iglesia para maltratarles.Más que un relato fantástico, se trata de una narración detallada del poder de Dios actuando en su justicia a través de un ángel.
2 Y mató a espada a Jacobo, hermano de Juan.
3 Y viendo que esto había agradado a los judíos, procedió a prender también a Pedro. Eran entonces los días de los panes sin levadura.
4 Y habiéndole tomado preso, le puso en la cárcel, entregándole a cuatro grupos de cuatro soldados cada uno, para que le custodiasen; y se proponía sacarle al pueblo después de la pascua.
5 Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él.
6 Y cuando Herodes le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel.
7 Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos.
8 Le dijo el ángel: Cíñete, y átate las sandalias. Y lo hizo así. Y le dijo: Envuélvete en tu manto, y sígueme.
9 Y saliendo, le seguía; pero no sabía que era verdad lo que hacía el ángel, sino que pensaba que veía una visión.
10 Habiendo pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma; y salidos, pasaron una calle, y luego el ángel se apartó de él.
11 Entonces Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora entiendo verdaderamente que el Señor ha enviado su ángel, y me ha librado de la mano de Herodes, y de todo lo que el pueblo de los judíos esperaba.- Hechos 12:1-11
Pedro estaba esperando el momento en que Herodes llamara por él para matarlo como lo había hecho con Jacobo y agradar así a los Judíos.
¿Cuantas veces te encontraste en un momento en que todo parecía perdido?
Después del asesinato de Jacobo, Pedro fue aprehendido para hacer exactamente lo mismo con él. Pasaría la noche preso, con 16 guardias custodiandole. Particularmente con dos de ellos junto a él mientras dormía y otros dos a la puerta de su celda; humanamente era imposible que escapara pero Dios tenía planeado algo maravilloso para esa noche.
Particularmente el versículo 5 dice que "la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él"
¿Has experimentado el poder de la oración de intercesión? ¿Has orado por alguien? ¿Han orado por ti?
Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. - Mateo 18:19
Esta es una hermosa promesa de Cristo. Oremos juntos por algo en particular y el Padre hará cosas grandes y maravillosas al respecto; solo no olvidemos que "...todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis. (Mt. 21:22)".
Esta oración constante que la iglesia hacía por Pedro, tocó el corazón de Dios para hacer un gran milagro esa noche en su vida: envió un ángel para libertarle de su prisión y perservarle la vida librandole de la mano de Herodes que deseaba matarlo.
Los versículos 7 al 10 dan detalles de lo que hizo el ángel con Pedro:
v. 7 - Despertó a Pedro.
David dijo "De madrugada te buscaré (...) para ver tu poder y tu gloria (Salmos 63:1, 2)". Es decir, para ver el poder y la gloria de Dios es preciso tener los ojos bien abiertos. Quien duerme, no es alumbrado por la luz de Cristo.
Por lo cual dice:
Despiértate, tú que duermes,
Y levántate de los muertos,
Y te alumbrará Cristo. - Efesios 5:14
v. 8 - Hizo que se vistiera y se calzara.
¿Acaso Pedro estaba desnudo? No. Pero era necesario que portara su atuendo completo como cuando fue encarcelado; no utilizaría ninguna artimaña para tratar de distraer o engañar a sus custodios.
Así, durante la prueba y mientras Dios se encarga de todo, debemos vestirnos "...como escogidos de Dios (Colosenses 3:12)".
v. 9 - No se detuvo ante la confusión de Pedro.
Y bien podría haber sido incredulidad, pero Pedro no estaba del todo despierto y por lo tanto no estaba seguro de que lo que veía y hacía fuera real; con todo, no se detuvo a cuestionar ni el ángel a explicar. Dios se mantuvo fiel en su tarea de liberarle.
Esto me recuerda la referencia que hace Pablo sobre Abraham en su carta a los Romanos (4:20); así hemos de confiar en la promesa y fidelidad de Dios. Tal vez no entendamos lo que está sucediendo, pero en ello fortalezcamos nuestra fe dando gloria a Dios.
v. 10 - Le guió a la salida.
Mientras caminaba hacia la salida, el alma de Pedro era confortada porque la justicia de Dios era manifiesta en ese momento.
Confortará mi alma;Podemos estar seguros del actuar de Dios al sentir paz en medio de la tribulación. Seguramente ya nos está llevando a la salida.
Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. - Salmos 23:3
Finalmente, dice que Pedro pudo entender lo que acababa de suceder: Dios le salvó la vida, solo por su justicia.
Conclusión
En este año que termina seguramente pasamos por situaciones difíciles y muchas de ellas prevalecen hasta estos días, pero hay esperanza. Dios se manifiesta con gran poder haciendo evidente su justicia sobre nuestras vidas y podemos ver una promesa de un 2018 mucho mejor.Multimedia
"Dijo entonces Jesús a los judiós que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdadermaente mis discípulos; y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres."
Este breve pasaje bíblico habla de cuatro puntos importantes que debemos alcanzar si hemos creído en Jesucristo:
1. Permanecer en la Palabra.
Permanecer significa mantenerse sin cambios en un determinado estado, condición o situación; es decir, debemos llegar a la Palabra, cimentarnos en ella y no movernos de ahí. Cimentar es establecer las bases sobre las que consolidaremos nuestra vida espiritual; la Palabra es el terreno donde hemos de hacerlo.
2. Ser verdaderos discípulos.
Un discípulo es aquel que no solo recibe enseñanza de su maestro, sino que verdaderamente la hace parte de su vida y además la defiende. Llegar a ser un discípulo de Jesús requiere de entrega y dedicación (en una sola palabra: disciplina), por lo que no se muestra como un camino fácil.
3. Conocer la verdad.
Esto es el punto medular de la vida cristiana. Es alcanzar a comprender quién soy y qué necesito de Dios para tener un basto conocimiento de mi razón de vivir. Conocer esta verdad dependerá de nuestra disciplina al escudriñar la Palabra.
4. Alcanzar libertad.
Nos será perfectamente clara la palabra cuando dice "Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica." (1 Cor. 10:23), pues el mundo nos ofrece de todo y no tenemos restricción alguna para tomar de ello; pero el encontrar la verdad en la Palabra nos permitirá elegir lo que es mejor para nuestra vida y qué es lo que debo deshechar y todo a partir del perfecto plan de Dos para nuestra vida.
De una y mil maneras hemos vivido esclavizados a las cosas que el mundo nos ofrece sin encontrar satisfacción en ello; pero el Hijo vino a darnos la libertad que necesitamos.
Acércate y permanece en la Palabra para llegar a ser un verdadero discípulo de Jesucristo; con esto conocerás la verdad y esta verdad te permitirá alcanzar la libertad plena en Jesucristo.
San Juan 8:31, 32
Este breve pasaje bíblico habla de cuatro puntos importantes que debemos alcanzar si hemos creído en Jesucristo:
1. Permanecer en la Palabra.
Permanecer significa mantenerse sin cambios en un determinado estado, condición o situación; es decir, debemos llegar a la Palabra, cimentarnos en ella y no movernos de ahí. Cimentar es establecer las bases sobre las que consolidaremos nuestra vida espiritual; la Palabra es el terreno donde hemos de hacerlo.
2. Ser verdaderos discípulos.
Un discípulo es aquel que no solo recibe enseñanza de su maestro, sino que verdaderamente la hace parte de su vida y además la defiende. Llegar a ser un discípulo de Jesús requiere de entrega y dedicación (en una sola palabra: disciplina), por lo que no se muestra como un camino fácil.
3. Conocer la verdad.
Esto es el punto medular de la vida cristiana. Es alcanzar a comprender quién soy y qué necesito de Dios para tener un basto conocimiento de mi razón de vivir. Conocer esta verdad dependerá de nuestra disciplina al escudriñar la Palabra.
4. Alcanzar libertad.
Nos será perfectamente clara la palabra cuando dice "Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica." (1 Cor. 10:23), pues el mundo nos ofrece de todo y no tenemos restricción alguna para tomar de ello; pero el encontrar la verdad en la Palabra nos permitirá elegir lo que es mejor para nuestra vida y qué es lo que debo deshechar y todo a partir del perfecto plan de Dos para nuestra vida.
De una y mil maneras hemos vivido esclavizados a las cosas que el mundo nos ofrece sin encontrar satisfacción en ello; pero el Hijo vino a darnos la libertad que necesitamos.
Acércate y permanece en la Palabra para llegar a ser un verdadero discípulo de Jesucristo; con esto conocerás la verdad y esta verdad te permitirá alcanzar la libertad plena en Jesucristo.