Amor y misericordia al prójimo

El término "igualdad" pareciera que es nuevo en nuestro tiempo, sin embargo, tiene una raíz bíblica muy fuerte. Sobre todo, Jesús hace un especial énfasis en sus enseñanzas en el amor al prójimo y la igualdad entre todos. Particularmente en este día me ha llevado al evangelio de Lucas para analizar este tema.
25 Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?
26 Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?
27 Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.
28 Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás.
29 Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?
30 Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto.
31 Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo.
32 Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo.
33 Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia;
34 y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él.
35 Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese.
36 ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?
37 Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.
Lucas 10:25-37

El intérprete de la ley

Se trata de una figura que aparece inumerables ocasiones en los evangelios y la mayoría de ellos siempre cuestionando las enseñanzas de Jesús. Pero ¿cual era su función? ¿de qué trataba su trabajo? En realidad no se habla sobre la actividad que realizaban estos personajes aunque por el título podemos suponer de qué se trata. Según el diccionario Strong, intérprete de la ley proviene de la raíz "νομικός nomikós"G3544 que significa experto en la ley (mosaica), y a su vez, éste vocablo viene de  "νόμος nómos"G3551 que tiene que ver con el hecho de prescribir la ley y discutir sobre ella.

Es decir, eran personajes que conocían a detalle la ley de Moisés y la exponían de tal manera que generaban discusiones sobre ella. Pero más adelante Pedro discrimina éste trabajo al decir que "ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada" (2 Pedro 1:20). En otras palabras, todos tenemos la oportunidad de recibir revelación de la Palabra a través del Espíritu Santo.

El punto es que éste personaje se pretendía superior a Jesús en cuanto al conocimiento de las Escrituras, por lo que sus cuestionamientos eran constantes hacia él; en este pasaje en particular lanza una pregunta directa: ¿Haciendo qué cosas heredaré la vida eterna? y no esperaba la reacción de Jesús quien, en lugar de dar también una respuesta clara y directa, lo conduce a responderse a sí mismo su propia pregunta: ¿Qué está escrito en la ley?. Es decir "tú sabes lo que está escrito y no tendrías por qué preguntarlo". 

El intérprete cita a la perfección dos textos de la ley: Deuteronomio 6:5 y Levítico 19:18.

Esto solo dió evidencia de que el intéprete de la ley conocía las escrituras, pero no las entendía ni mucho menos las vivía. No obstante, con toda intención lanza una pregunta más: ¿Y quien es mi prójimo?. Seguramente también lo había leído y lo tenía presente, pero lo cierto es que no era una esneñanza que fuera parte de su vida diaria. Así que Jesús procede a narrar una parábola para explicarlo.

Desmenuzando la parábola

Más que analizar lo que ya conocemos de esta narración, analicemos a los personajes que intervienen en ella y cómo cada uno de ellos da sentido a esta enseñanza.

v. 30. Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó.
Lo mismo podría tratarse de un grande hombre de negocios de aquella época o simplemente de un mendigo o un enfermo expulsado de la ciudad; no hay datos sobre ello. Es simplemente un ser humano que tenía necesidad de tomar ese camino y allí fue atacado por los ladrones.
Camino de Jerusalén a Jericó. Tomada de © BiblePlaces.com
Le robaron todo, lo golpearon y lo dejaron herido a tal grado que estaba a punto de morir. Se esperaría que la primer persona en pasar por el lugar le auxiliara, pero no sucede así.

v. 31. Descendió un sacerdote, pero se siguió de largo.
Es el primer momento en el que se da detalle sobre el personaje; aquí no se trata de una persona cualquiera sino de un sacerdote, aquel que tiene la gran responsabilidad de cuidar el santuario y comunicar las decisiones divinas, además de fungir como representante del pueblo delante de Dios y de Dios mismo delante del pueblo. El sacerdote era el encargado de predicar (y practicar) el amor y la misericordia de Dios, pero no solo eso, sino que era su especial responsabilidad ejercerlos en todo momento... pero aquí no lo hizo. Una gran figura, alguien de quien se esperaría mucho en esta situación, pero no ayudó al hombre herido.

v. 32. Un levita lo vió, pero siguió de largo.
Los levitas representaban el tercer grado en la jerarquía eclesiástica compuesta también del sumo sacerdote y los sacerdotes. Eran oficiales encargados del culto, cuidaban el santuario y ayudaban a los sacerdotes a preparar los sacrificios y a recaudar y distribuir las contribuciones del pueblo. Se hicieron cargo del canto y los instrumentos de música. Además, desempeñaban una parte importante en la enseñanza del pueblo.

Si alguno de nosotros está en la situación del hombre herido y ve que se acerca una figura de ésta talla, seguramente nos sentiríamos esperanzados; pero qué grande decepción se llevó el protagonista de este relato, pues simplemente lo miró y siguió de frente.

v. 33. Un samaritano se acercó, le observó y le ayudó.
¿Qué relevancia tiene éste último personaje? El término samaritano señala a los habitantes de Samaria, raza mixta que resultó de la fusión del remanente israelita con los gentiles que los asirios llevaron a la región después de la caída de Israel. Consideremos, en ese sentido, la relación entre judíos y samaritanos llena de hostilidades entre la fe pura de Judá y la diluida de Israel. En el tiempo de Jesús el ser samaritano era motivo de amargo desprecio y los judíos evitaban a toda costa el contacto con ellos.

El incidente narrado en la parábola de Jesús sucedió en el camino entre Jerusalén y Jericó, por lo que habría un alto porcentaje de probabilidades de que el hombre herido fuese un judío. Sin embargo, el hombre samaritano (del que tampoco se da mayor detalle) antes de ser movido a misericordia fue sacudido por la escena, por lo que se acercó a mirar al hombre tirado en el camino y entonces experimentó la misericordia de Dios en su corazón.

¿Acaso se preguntó si sería judío o no? ¿le cuestionó sobre sus principios doctrinales? ¿analizó si recibiría alguna recompensa? ¡No! Simplemente se dió a la tarea de tender su mano para ayudarle con todo lo que ello implicaba: curó sus heridas, le llevó a un lugar seguro y debido a que no podría quedarse a cuidarlo, cubrió los gastos necesarios para que fuera cuidado por alguien más.

Los dos primeros personajes, el sacerdote y el levita, iban llenos de prejuicios doctrinales y religiosos (y me atrevo a asegurar que culturales) y por lo tanto ni siquiera se acercaron a ver cómo estaba ese hombre tirado en el camino. Pero el samaritano -insisto- antes de que Dios actuara en su corazón, tuvo la delicadeza de acercarse a él para ver de qué manera podía ayudar.

No se trata de una simple historia de Jesús, sin duda es una ilustración deja gran enseñanza aún en nuestros días porque como sociedad hemos caído en una tremenda apatía los unos por los otros.


Una vez que guía al intérprete de la ley, cuya posición se hallaba entre los dos primeros personajes del relato, a identificar al prójmo, Jesús le da una indicación vital: "Ve, y haz tú lo mismo".

Conclusión

Dios nos da oportunidad de alcanzar distintos niveles en nuestra vida secular y aún dentro del ministerio, y en ese sentido nos pone en lugares especiales. Dice Salmos 113:7, 8 que nos levanta de lo más vil y nos sienta con los príncipes. Pero esto no es para llenar de soberbia nuestro corazón, sino para glorificarle a Él y ser un medio de bendición para otros.
Tu prójimo es la persona que está cerca de ti; sin importar sus condiciones y tus condiciones: físicas, sociales, económicas, culturales y aún religiosas. Es el ser humano que merece tu respeto, amor y misericordia simplemente por ser. El Señor nos trata como iguales y para él no hay rangos, sólo somos sus hijos (los que le hemos recibido) y como tales debemos tratarnos y comportarnos.

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